Expositor: Pastor Craig Sturm
¿Será Dios glorificado en al próxima generación?
Salmo 145
I. Dios es glorioso y digno de nuestra alabanza, por lo tanto, la alabanza debe ser el estado “natural” del cristiano.
Dios es digno de alabanza y lo vemos palpablemente en este salmo completo:
Verso 1: Dios es nuestro Rey
Verso 2: El es grande y su grandeza inescrutable.
Verso 4: Sus obras son poderosas.
Verso 5: Su majestad es gloriosa y sus hechos maravillosos.
Verso 6: El es poderoso y sus hechos estupendos.
Verso 8: El es clemente y misericordioso.
Verso 9: El es bueno.
Verso 10: Su reino es de todos los siglos, es fiel a las promesas.
Verso 14: El levanta a los caídos y a los oprimidos.
Verso 15: El provee nuestras necesidades.
Verso 16: El es nuestra satisfacción suprema en todas nuestras necesidades.
Verso 17: El es justo en todos sus caminos.
Verso 18: Cercano es a todos los que le buscan.
Verso 19: El oye nuestro clamor.
Verso 20: El guarda a todos los que le aman.
Verso 21: Su nombre es santo.
Debemos ser gente de alabanza. Como el salmista alababa a Dios personalmente:
Verso 1: Te exaltaré y bendeciré.
Verso 2: Te bendeciré y alabaré tu nombre.
Verso 3: Dios es digno de suprema alabanza
Verso 5: Meditaré…
Verso 6: Publicaré tu grandeza
Verso 21: La alabanza de Jehová proclamará mi boca.
Debemos ser gente de alabanza conjunta.
Verso 4: De generación a generación celebrará tus obras
Verso 6: Del poder… hablarán los hombres.
Verso 7: Proclamarán la memoria… de tu bondad.
Verso 8: Te alaben, oh Jehová, todas tus obras y tus santos te bendigan.
Verso 21: Todos bendigan tu santo nombre.
¿Por cuánto tiempo? Eternamente y para siempre (verso 21). Hay muchas cosas que sólo haremos en la tierra, pero la adoración será eternamente y para siempre.
II. Parte explícita de esta alabanza de la cual Dios es digno es que cada generación enseñe a la siguiente a vivir una vida de alabanza.
Según el Salmo 145, ¿Cuál es la responsabilidad de cada generación?
Cada generación es responsable de declarar la grandeza de Dios.
¿Qué cosas debe enseñar una generación a la siguiente? Verso 4-6: “Generación a generación celebrará tus obras, Y anunciará tus poderosos hechos. En la hermosura de la gloria de tu magnificencia, Y en tus hechos maravillosos meditaré. Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres, Y yo publicaré tu grandeza.”
¿Es este mandato sólo en el Salmo 145? La Biblia está llena de mandatos a contar a las próximas generaciones la gloria de Dios.
Génesis 18:19- “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. Dios escogió a Abraham para que mandara a sus hijos y a su casa a guardar el camino de Jehová.
Deuteronomio 4:9- “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.” El mandamiento comienza con el individuo.
Deuteronomio 4:10- “El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos…” Dios le mandó a Moisés enseñar a sus hijos con un enfoque (verso 9): que guardaran las cosas que Jehová le había mandando, para que no la olvidaran.
Deuteronomio 6:4-7- “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.”
Salmo 71:17-18- “Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, Y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir…” David le pide fortaleza a Dios para anunciar su poder a la posteridad.
Salmo 78:1-4- “Escucha, pueblo mío, mi ley; Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. Abriré mi boca en proverbios; Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, Las cuales hemos oído y entendido; Que nuestros padres nos las contaron. No las encubriremos a sus hijos, Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su potencia, y las maravillas que hizo.” En este pasaje hay un mandamiento negativo y un positivo. El negativo: “No encubras las cosas del Señor escondidas desde tiempos antiguos.” Y el positivo: “Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová.” Es como una carrera de relevo en la cual fielmente pasamos el batón de la fe a la próxima generación.
Proverbios 22:6- “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” “Instruir” es enseñar, entrenar. Y es una obra que se lleva a cabo contando, con palabras.
Efesios 6:4- “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” Pablo confirma que el mandato continúa vigente en el Nuevo Testamento.
Conclusión:
Tenemos esta gran responsabilidad. ¿Cómo podemos entonces llevarla a cabo?
Principios:
1- En el hogar.
- ¿Estás siendo fiel en pesar esta verdad a tus hijos?
2- En la iglesia.
- ¿Están siendo fieles, líderes, en enseñar a sus familias que transmitan estas gloriosas verdades a sus hijos?
Elementos:
v Estas verdades son transmitidas por hombres y mujeres espirituales. No podemos enseñar lo que no conocemos. ¿Estoy descansando en Cristo para la salvación de mi alma? ¿Es Cristo mi mayor tesoro? ¿Soy yo espiritual?
v Lo que enseñamos debe estar basado en la verdad, centrado en Dios mismo. Debemos transmitir la verdad de quién Dios es. Basado en la verdad significa Dios-céntrico y saturado de las Escrituras.
v Estas verdades deben estar orientadas a la aplicación. La manera en que enseñamos debe lograr bajar la verdad de la mente al corazón. Que entiendan que la verdad de Dios penetra sus vidas.
v Alabemos a Dios frente a nuestros hijos y nunca permitamos que la alabanza a Dios sea aburrida.